Comencemos diciendo que una promesa de Fe es una propuesta a Dios. Así es, estamos prometiendo a Dios algo pero no podemos cumplir por nosotros mismos, debemos poner todo nuestro esfuerza para cumplir lo prometido pero también necesitamos la ayuda de Dios.
¿Le has hecho una promesa a Dios? En la Biblia hay casos de personas que prometieron algo a Dios, por ejemplo nos encontramos con el caso de una mujer llamada Ana que no podía tener hijos, le pedió a Dios un hijo y le prometió que cuando lo tuviera se lo iba a dedicar al Señor.
1. La propuesta la hace el hombre a Dios
Ana no le prometió nada a su marido, ni al sacerdote ni a nadie más, ella se hizo la promesa a Dios.
Nosotros no debemos prometerle a los demás cosas espirituales, debemos prometérselas a Dios, Él es el que nos guía para cumplir esa promesa.
Y Ana se levantó, después de comer y beber en Silo. El sacerdote Elí estaba sentado en una silla, junto a un pilar del templo del Señor. Entonces ella oró y lloró al Señor con mucha amargura, y le hizo un voto. Le dijo: «Señor de los ejércitos, si te dignas mirar la aflicción de esta sierva tuya, y te acuerdas de mí y me das un hijo varón, yo te lo dedicaré, Señor, para toda su vida. Yo te prometo que jamás la navaja rozará su cabeza. 1 Samuel 1:9-11
2. Dios le ayuda al hombre a cumplir su promesa
El Señor todo lo sabe, el no olvida nuestras promesas ni olvida nuestras peticiones, Él se acuerda de lo que le prometemos y nos ayuda a cumplirlo, nos guía, nos motiva y nos aviva para que nosotros tampoco olvidemos lo que prometemos.
Por la mañana, adoraron delante del Señor y regresaron todos a su casa en Ramá. Allí, Elcana tuvo relaciones con Ana, y el Señor se acordó de lo que ella le había pedido. 1 Samuel 1:19
3. El hombre debe cumplir lo prometido
Es muy bonito recibir la ayuda de Dios, pero a veces estamos tan felices que olvidamos hacer nuestra parte en cumplir la promesa, a veces simplemente creemos que ya no es necesario cumplirla. Ana pidió un hijo, Dios se lo dio, y en el momento adecuado ella lo entregó al servicio del Señor, porque Dios la escuchó y ella debía cumplir su parte, y esto nos debe llenar de gozo y alegría.
Después, lo llevó con ella a la casa del Señor en Silo, y además llevó tres becerros, veinte litros de harina y una vasija de vino. El niño aún era muy pequeño. En cuanto mataron el becerro, el niño fue llevado a Elí. Y ella le dijo: «Señor mío, ¡que tengas una larga vida! Yo soy aquella mujer que estuvo aquí, junto a ti, orando al Señor. Oraba por este niño, y el Señor me lo concedió. He venido porque prometí dedicarlo al Señor para toda la vida. ¡Para siempre será del Señor!» Y allí adoró al Señor. 1 Samuel 1:24-28
4. El cumplir una promesa adora a Dios
Para Ana Jehová Dios era lo más importante, su promesa a Dios incluía adorarlo entregando a su hijo al servicio del Señor. Nuestra promesa de adorar y glorificar a Dios, debemos ser una ofrenda para Él a través de nuestras promesas.
He venido porque prometí dedicarlo al Señor para toda la vida. ¡Para siempre será del Señor!» Y allí adoró al Señor. 1 Samuel 1:28
Aún cuando parecía imposible que Ana tuviera hijos ella confió en Dios, puso su fe en Él e hizo un promesa para cuando el niño naciera. Nuestras promesas deben estar basadas en la fe a Dios, no en lo que vemos o lo que parece posible, deben estar basadas en Dios aún cuando parezca que es algo imposible, y al final debemos recordar que nuestras promesas son para glorificar a Dios.
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