Muchas veces en nuestra vida hemos tenido debilidades, todos tenemos debilidades. Para algunos es la mentira, el odio, la falta de fe, la falta de amor, robar, orgullo, chisme, irrespeto, codicia, etc.
En la Biblia, todos lo hombres de Dios tenían sus propias debilidades, por ejemplo Pablo, el apóstol, reconocía que era débil. Pero él sabía que con la ayuda del Señor podía vencer esa debilidad y no dejar que lo destruyera.
La debilidad puede destruirnos, entonces ¿Qué podemos hacer para vencerla? ¿Qué nos dice Dios en su palabra? Una vez que reconozcamos cuál o cuáles son nuestras debilidades, podemos entregárselas al Señor para que Él nos ayude.
¿Cómo vencer la debilidad?
1. Debemos confrontar nuestras debilidades con el poder de Cristo.
Pero Él me ha dicho: «Con mi gracia tienes más que suficiente, porque mi poder se perfecciona en la debilidad.» Por eso, con mucho gusto habré de jactarme en mis debilidades, para que el poder de Cristo repose en mí. 2 Corintios 12:9
2. Debemos gozarnos en nuestras debilidades, persecuciones, angustias, porque el Señor se encarga de ellas.
Por eso, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en las afrentas, en las necesidades, en las persecuciones y en las angustias; porque mi debilidad es mi fuerza. 2 Corintios 12:10
3. Debemos tener una actitud de victoria ante las debilidades.
¿Acaso no sabes, ni nunca oíste decir, que el Señor es el Dios eterno y que él creó los confines de la tierra? El Señor no desfallece, ni se fatiga con cansancio; ¡no hay quien alcance a comprender su entendimiento! El Señor da fuerzas al cansado, y aumenta el vigor del que desfallece. Los jóvenes se fatigan y se cansan; los más fuertes flaquean y caen; pero los que confían en el Señor recobran las fuerzas y levantan el vuelo, como las águilas; corren, y no se cansan; caminan, y no se fatigan. Isaías 40:28-30
Dios nos da la fuerza y la motivación para levantarnos cada día y hacerle frente a nuestras debilidades. Y lo mejor de todo, sí se pueden vencer. El Señor nunca nos permite soportar algo que no podamos vencer. Entonces, si tenemos a Dios de nuestro lado, ¿qué más necesitamos?
Muchas veces buscamos la excusa perfecta para decir que no pudimos resistirnos a alguna tentación o alguna debilidad, pero Dios no acepta estas excusas, Dios acepta que podemos estar arrepentidos de lo que hicimos, pero no acepta excusas. Nuestras debilidades nos hacen más fuertes en el Señor.
¿Cuál es tu debilidad? Entregásela al Señor y verás como esa debilidad se convierte en otra razón para alabar y agradecer el poder de Dios reflejándose en nuestras vidas, pero es tu decisión entregársela.
Dios nos da la fuerza. Nosotros tomamos la decisión.
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